martes, 20 de septiembre de 2011

Proclama mi alma la grandeza del Señor

Dios te salce, Soberana Madre del Redentor

Puerta del Cielo siempre abierta.

Esperanza de este pueblo creyente y laborioso

Bajo el signo de la alegría desbordada y de la emoción contenida, Jamilena se prepara para celebrar el veinticinco aniversario de la entronización de la imagen de la Santísima Virgen de la Natividad como patrona de Jamilena.

Todos: ancianos y nichos, mujeres y jóvenes, hombres del trabajo, enfermos, propios y forasteros ponen su mirada y corazón e esta imagen de la Natividad llenos de piedad y de los más profundos sentimientos y recuerdos. Sun grandes y profundos ojos llenos de dulzura y misericordia, su bellísimo rostro sonriente y sus brazos abiertos nos hablan de cercanía, de entrega y misterio.

María es la Obra más grande salida de Dios. Es la persona humana más privilegiada y más influyente de toda la historia.

Dios la justificó y la glorificó “superando los dones y las gracias de los hombres y de los ángeles”.

Engendró a Jesucristo. Siendo Madre física del Redentor en consecuencia madre de los redimidos. Hija predilecta del Padre y Esposa del Espíritu Santo.

Desde el comienzo de la historia del cristianismo, la Virgen María está siempre presente, como madre y protectora.

Generaciones de padres han confiado a la protección de la Virgen María, el futuro de sus hijos, la felicidad de sus familias, la paz de sus hogares. Enfermos incontables han implorado su intercesión. Muchedumbre de pobres han encontrado en ella la fuerza para vivir con esperanza y en Jamilena y pueblos de los alrededores confían en María bajo la advocación de la Natividad desde la gestación y nacimiento de sus hijos.

La Natividad ha cubierto con su manto de bendiciones a todos los habitantes de Jamilena. Su presencia maternal, invisible pero rala ha sido entre Ella y sus hijos un diálogo profundo y continuo de corazones confiados. Por eso los hijos de Jamilena la llamamos: Abogada nuestra, Medianera de todas las gracias, Corredentora, Socorro, Auxiliadora, Esperanza suplicante y Gloriosa Natividad, Alba Luminosa, Esperanza suplicante y Gloriosa Natividad, Alba Luminosa y Aurora de la Salvación.

Al contemplar la hermosura incomparable y encantadora de nuestra Reina y Señora a la que este pueblo la exalta como su Abogada y Defensora, brotan de mis labios una bella letanía de alabanzas que ponen de manifiesto el amor a una madre sin igual y la grandeza de su misión salvadora:

Virgen de la Natividad, imagen sin mancha de la Iglesia de Cristo

Arco de reconciliación y de unidad entre los hijos de Jamilena

Trono de triunfo sobre la muerte y el pecado.

Manto Materno que nos acogen en los peligros de la vida.

Corona incorruptible para quienes perseveran en su amor.

Santuario de la presencia de Dios entre los hombres.

Torre inexpugnable contra el poder de las tinieblas.

Campana que proclama las maravillas del Señor.

Consuelo en la noche de nuestros pesares y soledad.

Agua del paraíso de la gracia que todo fecunda y vivifica

Muralla invencible de nuestra fe.

Flor entre las flores vestida de gloria y humildad.

Danos Virgen Santísima de la Natividad, luz y gracia para vivir según los deseos de tu Hijo y Salvador nuestro. Haz que le quince de Agosto que celebramos en esta amada tierra se convierta en un díapara todos tus hijos en el quince de Agosto eterno donde contemplamos para siempre el rostro de tu gloria.

¡Tú eres la alegría y el honor de nuestro pueblo!

Juan Barranco Pérez

viernes, 9 de septiembre de 2011